Obsolescencia programada

¿Cuantos de nosotros somos consumistas? La mayoría de nosotros cambiamos nuestros artículos por productos nuevos cada cierto periodo de tiempo solo porque alguna de nuestras pertenencias se encuentra deteriorada un poco o porque tiene una pequeña falla que puede ser reparada.
En el ciclo actual de consumo es más sencillo y hasta más “económico” comprar un producto nuevo, que reparar un producto viejo.

Comprar, tirar, comprar, tirar, este ciclo se originó desde los tiempos del surgimiento de la industria, podemos ver los ejemplos de la industria automotriz con la creación de los modelos T de la marca Ford, el modelo T era el auto más popular entre los hombres de aquellos tiempos, con un poco más del 70% del mercado automotriz, el auto era un gran producto de ingeniería, año tras año la empresa producía modelos T iguales y la economía se disparó, era eficaz, y la producción en masa hacia el precio del auto accesible a las personas, aunque no era el modelo más estético de ese entonces, eso lo aprovecho su competencia directa General Motors.



General Motors se dio cuenta que las personas tenían cierta preferencia a modelos más “bonitos” aunque no necesariamente superaran la eficacia del modelo T de Ford, y entonces se engendró el modelo de renovación anual. GM empezó a diseñar modelos nuevos cada año, lo que provoco mayores ventas para su beneficio, las personas se deshacían de sus autos viejos y toscos para conseguir uno de los autos estéticos y bonitos de la GM, claro que el padre de la producción en masa Henry Ford no se quedaría con los brazos cruzadados y Ford empezó a tener nuevos diseños cada año, la competencia entre estas dos empresas impulso mucho a la economía americana de aquel momento.



Pero con la industrialización y los adelantos tecnológicos era posible crear más productos que los que la población demandaba, lo que no era nada beneficioso para las fábricas, imaginemos que llegamos a desarrollar una nueva clase de hilo, y con ese hilo creas un traje que sea más duradero, más resistente, mas cómodo y con un ciclo de vida de 20 años, en pocas palabras un producto de la mejor calidad, pero que quiere decir esto para la persona que va a comercializar este producto. Un empresario de aquel entonces pensaría que si el producto tiene un ciclo de vida promedio de 20 años, eso quiere decir que una persona con un ciclo de vida de 70 años comprara de 2 a tres trajes en su vida, lo que se resume a pocas ventas, y sin tomar en cuenta que no es seguro que esa persona vaya a comprar tu producto, esto dispara un miedo en los fabricantes y empresarios ya que para poder llevar sus productos a la población tienen que producir en masa y para producir en masa necesitan la demanda, es ahí cuando surge la obsolescencia programada.

Los empresarios con afán de incrementar la demanda del mercado, hacían que sus productos tuvieran ciclos de vida más cortos a propósito, eso es la obsolescencia programada. Existen casos registrados de obsolescencia programada en la historia, uno sería el caso de los focos Phillips, que diseñaban sus focos para que llegaran a las 1,000 horas de vida útil, cuando un foco hecho con la mejor tecnología podía durar hasta 2,500 horas, de hecho elaboraron  un acuerdo entre varias fábricas de bombillas en donde la competencia no debía realizar productos mejores, otro caso es el de las medias de nylon, cuando el nylon resulto muy duradero y de muy buena calidad los empresarios bañaban las medias en químicos para que con el tiempo se deterioraran más deprisa, también se encuentra un ejemplo más nuevo con las impresoras, a las que los ingenieros colocaban un chip contador, lo que hacia este chip era que cuando la impresora llegaba a cierta cantidad de impresiones, lanzaba un error y dejaba de imprimir.

Claro que en nuestros días ya existen las garantías y asociaciones del consumidor para respaldar a las personas y asegurar que se fabriquen productos de calidad en las empresas. Las empresas que realizaban esas prácticas ya pasaron a manos de sucesores con otras mentalidades y otros modelos de mercado, aunque debe de haber alguno que otro listillo por ahí todavía. Lo único que podemos hacer es no comprar por comprar, cuando una de nuestras pertenencias sufra un fallo, traten de repararla antes que desecharla y comprar una nueva, además también ayudan al medio ambiente generando menos desperdicio electrónico (E-waste).

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